Donaciano Bueno

El Metro de Valencia

Estos pueblos unidos a Valencia

por un metro ruidoso y persistente,

seres son de estos lares, esta gente,

que arrejuntan reflujos y cadencia.

 

Mientras viajan penando penitencias

-los viejos recordando a sus ancestros,

los jóvenes preñados de proyectos-

todos van dibujando sus presencias.

 

Andamos cual si fuéramos cabestros,

cada uno con su gorro y su chistera,

ingenuos aprendices y maestros.

 

Un empujón, un ¡ay!, un retroceso,

rechinar de una puerta que se altera

un te quiero, adiós, quizás un beso.

 

Abstraidos pasando van los huertos,

floridos en otoño y primavera,

naranjos a los lados bien despiertos.

 

De pronto es el infierno que oscurece

y sumerge. Y al fin es la escalera,

que alumbrará a la vida donde crece.