Sentado silla mediante
cielo fértil
que nubla cada poro de mi alma
me interroga lentamente
tu ser, mi ser del paraíso
aquel mágico utópico
de la fantasía perfecta
del vuelo del pájaro
y las manos sedientas de viento.
No consta de manzanas prohibidas
solo de dos piernas
que caminan a donde
nadie las pueda alcanzar
al fondo del espíritu
al eco que te nombra.
Miradas al paraíso
terrenal, inconcluso
es tenerse entre sueños
lo perfecto de los ojos
tocar el tacto de una mujer
creada para amarla
tocarla para desearla
mirarla para morir
tímidamente entre su cuerpo.