Nuestras almas se enciende en fuego
juntas en un paraíso infinito,
aquel hermoso pasadillo que solo existe
en las miradas de nosotros.
Una barrera crece entre nosotros
como montaña rusa subiendo y bajando nuestras fuerzas,
echando leña al sentimiento y rompiendo la cadena del entusiasmo.
Niebla cruza en nuestras vidas
hace ceguera a la realidad,
me carcome el negro mar, verte ahora como eres
como el gorgojo a la madera
y cuando no hay del mueble otro ejemplar.
Palabras que hieren
dilemas que levantan para la guerra,
el otoño de la primavera en tiempos de fracaso,
florecen en renacimiento el alma
el corazón y el brillo del resplandor de ambos.
Mares en el reflejo de la mujer sellada y escondida,
cubierta con manantial en medio de bosques
ella que ama, siendo el hecho y la caminante
tiempo desérticos.
Flores negras que terminan en islas rosas,
aguas marinas contaminadas que irradian lucha
con frutos de valiente y ramas de sonrisas infinitas.
Aquellas noches que soñé en que fueras mi niño
entre mis brazos acunandote,
aquellos sueños que acabaron en mundos eternos,
misterios por correr sin un concluido sin un obsequio
sin sentido alguno.
No termina el tiempo con sus caricias en alfabeto
para ti, para las raíces de encanto hechicero
tuyas que afectaron en este aferro.
Chapulin colorado el ñoño que debía ser arrullado
entre la calor sincera en sentimiento de estos brazos
se ha marchado. El sol se ha quedado esperando...