\"Quisiera que mi mente -enferma- escribiera,
y así yo podría recordar su belleza.
¿Me habría enamorado? Tal vez.
He mantenido sexo con muchas chicas bellas,
pero a ninguna le entregué el corazón.
No como a ella.
Podía acostarme con quien quisiera,
pero Ella era especial.
Desde que se fue las sombras me invaden,
la quiero devuelta pero no sé qué hacer.
Si tan sólo Ella estuviera aquí,
si tan sólo pudiera leer sus ojos,
oler su aroma a melocotón,
tocar sus pechos y en ellos tirar bebidas alcohólicas para saborearlos...
Escuchando gemidos que, de alguna manera,
reclamaban penetración a través de nuestras noches de BDSM.
Pero la cagué.
Desde el día en que la ví,
la encerré entre líneas blancas
hasta perderse en un viaje interminable...
Ella estaba loca,
porque yo la hice así.
No la ayude y la deje morir.
Mis locuras terminaron por matarla.
LSD en sus ojos,
un porro en su mano izquierda,
la cerveza en la cama,
las líneas sobre la mesa de nuestra habitación,
las cosas de BDSM desparramadas por doquier.
Y así fue la ultima vez que la ví:
esperándome en su traje de Playboy.
Sabía que yo iría.
Ella me esperaba así cada noche, cada hora.
Ella buscaba en mi cuerpo placer y respuestas,
yo, tranquilidad en sus gemidos.
Así fue el ángel que se dejó amar.
Yo enloquecía por sus pechos,
cadera, píernas, voz...
En otras palabras, ella era P E R F E C T A \".
Dorian.