Madre, hoy regreso a ti para la bendición
los años han pasado como violentos perros
y en jaurías salvajes, vaga la extrema unción,
mi madre! tan hermosa como dos verdes cerros.
Voy llegando hasta la sapiencia de tus canas
por donde se entrelazan tus perennes crespones
y donde las hespérides parecen tus hermanas
en tus balanzas de justicias y emociones.
Me ha aferrado a sus brazos desde su grande amor;
me espera tibio el llanto cayendo en sus luceros
y, esa olla comunal de maternal vapor
que hace llover ternura boyante en aguaceros.
Entro en tus tabernáculos y, tomo de tu pan
recuerdo: que en tus senos el grande fue pequeño,
y, del hombre minúsculo; forjaste aquel Titán
y, de tu arco del triunfo dormirá todo sueño.
Así; me adentro humilde, tus memorias sagradas
palpo como locura; las hebras de tu ciencia
destellan tanta madre, de amnióticas forjadas,
Ya de regreso en tus óleos de clemencia!.
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John Morales Arriola .