Murialdo Chicaiza

RECORDANDO A VALLEJO

Soy hombre y soy lobo

al acecho latente

dentro de mi pecho

encerrado en mis costillas

yace un pez

un ser parásito me urge

como el llamado de las aguas

que fluyen sobre mínimas piedras

 

y creo entender todo

a pesar de los ceñudos dioses

ya no está la garza de blancas plumas

sobre este espejo verde bajo mis pies

y entre mis rodillas apoyo la hoja

en un rojo libro de Vallejo

entre sus poemas sin título y fechados

el aroma de la madera

la cercana madreselva

el estribillo de las aves

cuando mi mente hace silencio

y trato de estar atento

y soy un hombre apenas

con los sentidos aún sanos

descifrado signos encriptados

entre la luz que se reparte

penetrando en la cámara oscura

que es este cuerpo

tratando de des-invertir

lo invertido del engaño

mirando más allá

más lejos de lo que miro

y busco y no hallo 

el sombrero de Vallejo

mientras su mano me mira

desde la tapa del libro rojo

sosteniendo la sabia quijada

mirando la enfermedad de dios

y su profunda mirada (la de Vallejo)

es carbón entre dos fuegos

imaginariamente tomo su bastón

y me alejo

en esta mañana sin París

con los dados de dios y sin aguacero.