La verdad, lo digo porque lo tengo que decir
y no importa que sea en forma de acertijo
que es una manera de decir sin que se sepa.
Que estoy en la cima del tiempo mirando el sol
con las alas rotas, sin poder alzar el vuelo
caídas mis manos de águila, que mueve el viento
con mis plumas cafés rozando el suelo
del risco desde donde miro el horizonte.
Ellas, son poemas en curvatura
que adornan todas las horas, sobre todo las tardes
dejando el rastro de sus líneas en todos los horizontes
y desde este risco veo sus curvas alzar el vuelo
en una mezcla de flor, de ola, de viento y de fuego.
Nada más aseguro mis garras al risco
resisto el impulso de levantar vuelo tras de sus fuegos
y evitar caer entre tumbos al fondo del precipicio
donde se puede morir comido entre chacales.
Solo. Nada más resisto el viento del tiempo
con la estrategia de esperar el último momento
para quedar postrado, de cara donde el sol se apaga,
en gesto de gracias y de adiós a la vida
y en forma de vuelo hacia mi ansiado firmamento.