No puedo dejar de mirar,
esos ojos de dulce vida
que no notan la abatida
que me han de causar.
De la luna en su boca
que me inquieta besar
y a sus labios llegar,
para beber extasis en copa.
Lo más que me distrae
es su caminar de diosa.
Para alabarla en prosa
y así en mi templo cae.
Llena de algo divino
de fuegos y artificios.
Usted si es el vicio
que me toco en el camino.
Con su alegre expresión,
que me infunde su cara
es como una agua clara
que me inunda el corazón.
Con un coqueteo desmedido
que su rostro solo emana
Como un rayo de la mañana
en penumbra me ha sorprendido.
NoKtambulo...