Llorar es un hábito.
Las letras de mis libros se llenan de vos
el río de mi memoria que me acompaña.
Lloro por vos, a tu lado,
lloro con la conciencia plena
que lloro a tu ausencia cuando estás conmigo.
El amor, desacuerdo concebido
de la vida y el tiempo,
del olvido y el acto pleno de vivirlo
de tocar los labios y hacer un poema,
a la boca que es tuya y deja de serlo
cuando te recuerdo.
Amor, dirán de nosotros,
eran jóvenes, eran dos ilusos
tenían las ganas, el deseo
pero no tenían los medios
y sabremos que es cierto.
Y sabremos que la vida
es una hermosa puta que nos ofrece
el placer, las ansias locas
pero que no nos entrega su cuerpo.
Y sabremos que el amor nos da la mano
que nos lleva sujetos,
pero poco a poco, nos suelta.
Nos deja solos, y se aleja
y ya en su orfandad
ya sin remedio
solo nos queda por admitir
el amor es ese imposible,
que a veces nos toca.
Nos queda por gritar,
el amor esa vena que tenemos
debajo de la piel, a toda hora
y que muy pocas veces,
se abre, se derrama
y llega una mano victoriosa
que al curarnos
nos deja otra herida.