Estoy solo con mi condena. Nadie pareciera entender, mi ahogo de suplicas por un cambio. Los seres, que habitan este mundo siniestro, no dejan nada escondido en sus actos salvajes. Actúan sin misericordia, reflejo, de un camino sin sentido, donde todos, se han abandonado a la desgracia de vivir en la nada mental y espiritual. No hay pensamientos claros en sus mentes, no dejan ni un segundo de sus vidas para reflexionar que es lo verdadero, lo sensible, lo humano. Se han entregado a sus instintos animales, como simios libidos, pero con la barbaridad y crueldad, de un león hambriento. Esconden en sus caras de empatía, un juego de hipocresía, solo pensando, en su placer y codicia. ¡Mal he hecho si he confiado en alguno de ustedes, terrícolas mágicos, seres de luz, opacados por su sombra de crueldad!
Los pasos que recorren, no dejan nada para gratificar su estadía en esta tierra. Cuando encuentran algo digno de alabar, la belleza en su esplendor, le destruyen sin dolor, con plácida alevosía. Un odio por todo, y con todos. Lograr un consenso, con ustedes, negroides superfluos, es un imposible.
¡Que tristeza me da, tener que escurrir a mis profundos descontentos!, creo, que si no les hablo así, como ustedes son, rapaces, con el corazón sumergido en hielo, no podrán entender mi dialecto. Les digo, si no cambian esa manera estúpida de pensar, y de ver este mundo, merecen toda la angustia que sé, les corrompe el alma y les llena la vida de lamento.
Lo verdadero, lo esencial, solo se conoce con un acuerdo total entre todas las esferas de nuestro cerebro. Somos seres sentimentales, poseídos por deseos, por el éxtasis en lo material, en los deseos del cuerpo. Estas anomalías, no deja fluir nuestros pensamientos, nos entregan a lo incierto. Hay que dominarse, llevar nuestra voluntad de poder al extremo, no hay otra salida. Todo lo demás, esa materia, la forma, el objeto, la misma moral, esos impulsos perversos, son pequeños fragmentos de esto que llevamos adentro. Nos hemos desapegado de nuestros poderes internos, degradando eras de evolución cerebral humana. Donde está el problema? Somos dominados, aterrorizados, por esos monstruos de feo aspecto que habitan nuestros pensamientos. Huimos a cada palabra que nos retumba el cerebro, pero los gritos de odio, son nuestro eterno sendero de lamentos. No queremos escuchar ese llamado, nuestro llamado…. ¿qué dice?… ¿a quién llama?....es la fortaleza del ser llamando a su mejor aliado. Quiere ejercer dominio sobre todo su componente, ser natural, ser racional, ser sentimental. Todo unido, compenetrado.
Difícil es, algunos, se, han escupido sobre mis fragmentos, tan reales, que les corrompe el pensamiento. Pero cuando estén al borde del abismo, y vean la oscuridad que conlleva la nada mental, los veré llorando pidiendo algún remedio que alivie sus defectos. Abran sus mentes, conózcanse, y entiendan que esa moral hipócrita que llevan adentro no deja si no sufrimientos ajenos.