Sin más llegas a mi
con suave sonrisa,
mi angustia destierras
hablando sin prisa.
Tu pelo castaño,
tu lunar amado
y tus grandes ojos
de los que estoy liado.
Y estás junto a mí,
la lluvia serena,
mi latir se mece en
tus labios cayena.
Aquel viejo vergel
que una vez dejé,
entre verdes guaduas
allí, en ti Laura mi esperanza hallé.