Yo nada más pasaba por la orilla del mar
caminando, pensando, creando una realidad contigo.
Movía la arena, las conchas vacías y ahuecadas
disfrazando cada parte de mi alma
de un triste desahucio a un sol en mis ojos.
Francamente no noté la luna hoy.
Todo lo que tu boca creó tuvo sentido al alejarse el viento,
y todo lo que el sol dibujó, calló derretido en la tierra.
Reescribo la sombra de nuestras manos tomadas
y reinvento los besos recíprocos.
Me encanta que hoy estés aquí, en mi ausencia.
Una parte de ti siempre va conmigo, en las arenas
en las aguas espumosas del océano.
Una parte de ti me entiende a la perfección,
enamora contínuamente.
Quizás deba besarte de nuevo,
y sentir en tus labios nuevamente el café del invierno.
Quizás ya sea tiempo para el otoño
de nuestros paseos por las alamedas.
Quizás deba alejarme un poco de la orilla del mar.