El sombrero de cogollo
que me hace gran compañía
me lo regaló Gregorio
una mañana en que llovía
Mi sombrero asoleado
ya hasta me pide perdón,
del sol que el pobre ha llevado
ya parece un chicharrón.
¿Dónde estará mi sombrero
ese que estaba en la mesa?
él es el fiel compañero
de innumerables proezas.
Mi sombrero de cogollo
les muestra tan buena pinta
y por dentro tiene piojos
que me brindan mil caricias.
Aunque me vea muy viejo
parezco un tierno pimpollo
si me pongo mi sombrero
hecho de paja o cogollo.
Aunque no tengo dinero
en los bancos ni en bolsillos
no me falta un buen sombrero
para en las fiestas lucirlo.
Me dicen el embustero
y fue sólo por decir
que tengo tantos sombreros
que ya cuento más de mil.
Si yo voy un día al cielo
sin duda me quisiera ir
luciendo el bello sombrero
ese que me gusta a mí.
Mi sombrerito de siempre
tú que nunca me abandonas,
eres el fiel confidente
que mi cabeza corona.
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Autor: Alejandro J. Díaz Valero
Maracaibo, Venezuela