Tal es el mundo lúgubre de espanto,
que chirriante y herido se asemeja
a las greyes vencidas por un canto
que suena como bronces y, se aleja.
Tal es y a veces nada; talismán
sin suerte; que regresa del ayer
para ayunarse hereje, santo pan
que jamás en la vida quiere ver.
Tal es; como un solsticio, entre ayunas
que muere de sed entre grandes dunas,
de aquel dios que desnudo se desviste.
Tal mundo conocí temprano en llaga
y, el recuerdo perenne sólo vaga
de azules amarantos que no existe..
Derechos reservados de autor
John Morales Arriola