La tarde radiaba con su fulguroso sol de luz brillante en medio del jardín
de rosas y usted mujer elegante de piel color canela aúpas la sonrisa más bella,
para contagiarme de felicidad en donde mi corazón acelera los latidos
cautivado por las expresiones de tu rostro angelical…
Apretaste mis manos de una manera inocente y suave
en donde emanabas los deseos más profundos de estar siempre
a mi lado , para recibir tus caricias soñadoras impregnadas de miel
para también entregarte mis agasajos cálidas y apasionadas…
Me expulsaste de aquella silla de ratán silenciosa ante todo en el
espacio de aquel ático para llevarme hasta tus brazos,
capaces de sofocarme con el roce de tu piel delicada y manos
angelical muy decididas a tranquilizar mi acelerado corazón…
Y volveré en la tarde radiante para encumbrar la luz brillante del sol
muy fina como el roce de entre dos labios amándose , y resaltando el color
de tu piel muy llena de encima penetrante como tu sonrisa cándida
que me eleva a las alturas del firmamento…
Y volveré al son de las suaves tonadas de tus silbidos surcados
entre esos carnosos labios muy parecidos a los emitidos del xilófono,
para acompañar nuestro encuentro romántico entre aquel
medio xerófilo y con perfume suave de la pasión…
Y volveré cuando la prosa me lleve a embarullar directo
a tu corazón un amor puro y sincero, esparramando
los sentimientos más sutiles y dedicados a tu amor
encubierto los dos con el olor de aquellas rosas…
RIVAS JOSE