Salgo a la calle y allí están:
Simuladores de serotonina sin stock a la vista.
Obligados peregrinos de cornisas y abismos.
Como yo.
Como yo y tantos otros,
ansiosos buscadores de certezas.
Porque así vamos, los humanos,
andando vida, con el engranaje afirmado en la cabeza
y un reloj demandante que nos dirige el tránsito.
En el frente, una sonrisa con código de barra,
como etiqueta promoviendo la venta,
exponiendo, a la jauría de afuera,
las bondades que se ofertan a quien compre.
Pero debajo de la piel de la apariencia
golpea las compuertas
la pura adrenalina que nos llena la sangre,
al ver en nuestro espejo a ese ser de carencias que habitamos,
navegando
por un hoy inseguro
y un mañana improbable.
Paulina Riera (de su libro \"Con una bala lista en cada letra\")