Cuando las golondrinas lleguen,
tú te quitarás el vestido negro
y te pondrás (quizás)
ese otro que te regalé,
azul celeste...
Yo creo que para ese tiempo
reirás, no a escondidas,
sino más abiertamente.
Cuando las golondrinas lleguen,
el calor y la humedad del ambiente
te harán transpirar...
y de repente, rojas tus mejillas,
secarás tu frente con ese gesto,
ese ademán que siempre
puso a mi alma de rodillas...
(otro será el que lo vea...)
Cuando las golondrinas lleguen,
ya te doleré bastante menos,
menos que ahora, en qué lloras
desesperadamente...
Cuando las golondrinas lleguen,
(tal vez en ese tiempo)
a alguno le tocarás en suerte...
alguno te consolará con su beso,
con la palabra amable
que necesitarás...
¡yo estaré tan lejos!
Cuando las golondrinas lleguen,
la muerte, (que me tiene),
huirá de ti y lentamente
volverás a sentirte:
¡mujer viviente...!
Cuando las golondrinas lleguen...