Como es que te has clavado en mi corteza,
eres un bisturí, daga o espina;
eres un ángel caído que ilumina
o un demonio que enturbia mi cabeza.
La mujer que me deja en una pieza
que con un suave tacto determina
el beso accidental que me asesina
la caricia tan tierna y la certeza.
Me dueles como un alma en agonía
a punto de evadirse en la sombría
hora final; como una ligadura
comprimiendo elementos divergentes;
y no sé si arrancarte con los dientes,
o besar la extensión de tu estatura.