Voy a adornar todo el tiempo que me queda
de un tupido manto de besos, de color,
para que sepan en todo el Ecuador
de tí, mi sauce querido en su alameda.
Gracias, amor, porque hiciste que lloviera
desde tu cielo el anhelo en mi interior,
degustándo de tu cóctel el sabor,
para que al sol y a la luna juntos viera.
Gracias por donarme a mi tu primavera
aunque arrivando estemos ya hasta el otoño
en tan dulce y prolongada sementera.
En estos versos yo agradecer quisiera
haber conducido hasta aquí a este bisoño
sin que una sola gotera apareciera.