Hallar la paz
No quiero ni llorar, por eso pienso
que esto que cae de mis ojos basta,
que no es tristeza, llanto ni subasta,
que es más bien calma en la que me condenso.
Y es como un río para el recomienzo,
lava, aliviana, riega, no desgasta,
busca un camino desde el golpe y hasta
verme volver donde me paro y venzo.
No ruge, no devora, no arde inmenso,
que es sólo un lagrimón que en su canasta
se lleva aquel dolor en su descenso.
Y luego a sonreír, no de entusiasta,
más bien de hallar la paz en cuyo censo
soy libre y dejo ir lo que me aplasta.
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27 02 15