Si algún día,
el puente de nuestro amor se llegará
a fracturar,
no olvidemos cuando juntos
dábamos un sorbo a nuestra taza de
café,
dormíamos en la misma cama
y las sábanas se mojaban de
nuestro sudor.
Cuando tu risa y la mía
eran un conjunto de voces,
donde tú eras la soprano y yo el
tenor.
Ni olvidemos cuando,
desangrados nuestros corazones,
generaban vida con caricias
sentidas
y quitaron el dolor.
En aquella ocasión,
cuando nuestros sueños caían al precipicio
y los rescató el velo del amor.
No neguemos que, como rosa y
jazmín,
estuvimos a punto de fenecer,
pero la gota de agua que nos
brindamos,
en ese amanecer, nos revivió;
y aquella vez que casí moríamos de
frío,
que abrazados amándonos nos
dimos calor.
Sí algún día el desamor acude,
acordémonos, que nos juramos
amor.