Viento_de_Levante

Ensoñaciones

 

Se vistió de rojo y blanco

con su bolso en bandolera.

Tacones de medio palmo,

collar, anillo y pulseras.

Me saludó con la mano

y el vaivén de sus caderas.

Sus labios color de arándano

esbozaron una mueca

entre burla y desengaño,

entre ternura y tristeza.

Colgó la llave en el clavo

y dio un portazo a la puerta.

La música de sus pasos

se alejó sobre la acera

y como un niño asustado

la vi perderse en la niebla.

Niebla en mis ojos cerrados,

niebla en mi vida desierta,

niebla en mi amor desgarrado,

niebla oscura, sólo niebla.

 

Un año justo ha pasado

desde el día en que se fuera

prendida al viento Solano,

jugando con la marea.

Pesadillas en mis sueños

y ensueños en mis vigilias

pues tiembla a veces mi cuerpo

y otras parece que brilla

la tenue luz de un lucero

que se acerca hasta la orilla

y no sé si es su regreso

o sólo una fantasía.

Ya no me quedan recursos,

me abandoné a la indolencia

y en este soñar iluso

lo mismo da diez que ochenta.

 

Que no cuenten ya conmigo

para declamar poesía.

¡¡Dios!! No sé lo que me digo

¿Qué le ocurre al alma mía?

Se cerraron los postigos

del canto y de la alegría,

el ruiseñor no es testigo

del verso y la sinfonía.

Y en las noches del estío

desde su casa a la mía,

hubo lágrimas de hastío,

de ausencias y lejanías.

¿Dónde el lirismo ideal

para escribir un buen tema?

¿De que podría yo hablar

para que valga la pena?

No me queda material

para tan ardua tarea.

Yo ya no puedo ensamblar

las baldosas de un poema

si aquella musa esencial

que era de mi vida reina

convirtió mi voz locuaz

en un desierto de arena.

 

Mi refugio, un triste bar

para ahogar mi desconsuelo

con tres copas de coñac

y cuatro whiskys con hielo

para soñar por soñar

que a mí regresa de nuevo

y le devuelve a mi hogar

sus colores verdaderos.

Verde para la esperanza,

azul del amor intenso,

la pasión que el rojo alcanza

y el morado de los besos.

 

Viento de Levante