juan maria

DOS ANGELES

Los dos simpáticos niños, vecinos calle de por medio

convinierón en hacer una rabona para pasar juntos la

tarde entera, lo que consideraban una velada de novela.

La niña tenia rizos colorados y el galancito llevaba para

la fiesta una caja de bombones franceses, un paquete

de dulces importados y cariñosamente grabada la música

que a ella le gustaba.

Y muy afanoso traia para su pelo alelíes de colores.

Ambos eran pecosos; ella decía dieciocho, tal vez quince

aparentaba pero tenia menos de catorce.

Y el niño de tal bizarra aventura tenia dos menos que

dieciséis y era una personita de bella apostura.

En la casita del bosque, donde vivía el  abuelito de la

niña, y que se había muerto, un hogar lucia tibio fuego

después que los “audaces amantes” lo encendieron.

 Muy comodos estuvieron en el fino edredón de la abuela

que para la industria que los llevaba  habían utilizado.

La faena realizada con merito grande de ambos, al tiempo

los encontro agotados y aunque extraño parezca los dos

soñaron el mismo sueño , cada cual con su forma de argumento.

Son la ternura y el amor le dijo el hada al duende cuando los

llevaron a pasear al cielo mientras la brisa cariñosa rozaba

con su fragancia sus mejillas rosadas.

          Alli estuvieron con Romeo y Julieta, y con el sueño terminado

                          al punto llegaron  de vuelta.

                          …y colorin colorado…

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