Se miró en el espejo
y no le gustó lo que vio
¿quién era esa mujer de la imagen?
quiso pensar que ella no…
Eran sus mismos ojos
pero sin brillo ni calor,
su boca antaño sonriente
convertida en un rictus amargo
que le partió el corazón.
En su piel siempre pálida
ninguna frescura asomó
cual flor que se marchita
y pierde su aroma y color…
¡qué pena me da verte
fiel amiga en el dolor!
¿Qué te ha pasado
que no me he dado cuenta ni yo?...
Te infundiré toda mi fuerza,
esperanza, e ilusión
para que tu ,mi imagen querida,
vuelvas a ser realmente yo…
y así íntimamente unidas,
fiel reflejo de la constancia y el valor
ese, que a ti te falta y tengo yo,
afrontemos el día a día
ante este espejo
reflejo de que somos una y no dos.