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Sin ilusión y con cabeza gacha
Anda por los desiertos de la vida
Los recuerdos de su amada querida
Le castigan el alma a golpes de hacha
¡Era tan hermosa aquella muchacha!
Que en mujer alguna busca cabida
Ya su corazón la dio por perdida
Burló su honor emprendiendo la marcha
En nuestro entorno lugar y momento
Sin preverlo le di entrada aquel hombre
Ese pariente que siempre lamento
Me robo al amor que me daba lumbre
A la mujer que fue mi complemento
Elevándola siempre hasta la cumbre.
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Soneto
(14 versos endecasílabos)