Locura la mía,
con obstinación desearte.
la desesperación los sentidos enajena.
Ante el aroma nacido de tu ser,
sucumben.
El vaho de los labios,
Cual indómita fiera, capturar apetecen,
los suspiros de tu pecho nacidos,
engullirlos con ardor.
Zigzagueantes relámpagos,
del paraíso de tu alma irradiados.
Avivan las ganas de en mis brazos,
con delirio amarte.
¿Tu cariño desear? ¿Tus besos gozar?
¿Entre tus brazos estar?
¡Solo Dios sabe!
Eso sí, convencido estoy,
no dejar de codiciar.
El paradisíaco cielo de tu boca.
Donde se sazonan
Los más sabrosos besos de la creación.
Dueño tienes,
la razón el olivo aconseja.
Las lascivias tuyas lo contrario murmuran.
Dejar de amarte, dejar de vivir es.
Ni aun dejando de existir.
olvidarte podré.
Bambam