Araceli Vellber

Nos unen pocas cosas.

 

Nos une, el amor

Y en ocasiones, el desamor.

Nos separa, todo lo demás.

Nos une, la misma llave,

Que abre nuestra puerta.

Nos une, el aire,

Que habita,

Como niebla mortecina,

Manteniendo las cosas quietas,

Y también el agua, que fluye lenta

Siempre di, el beso equivocado,

La mano falsa,

Y la cara, del engaño.

En esa combinación,

Mi destino, mi condena,

Seria, de tener por vida, el corazón enjaulado.

Aún con todo eso,

No abandonaré, mi tierra,

 Si no es, a mordiscos, arañazos, dentelladas

Y aún así,

En ella, se quedará, la parte dañada,

Como semilla de rabia, ante la ira.

No moveré mis huesos,

Más allá de aquellas piedras

Y si tiene que moverse alguien, que sean ellas.