Aquí estoy sin ver tu rostro,
marea en calma que produce oleaje.
Amanezco sin el azul del cielo,
sin el brillo del sol
que intermitente se muestra apagado.
Mis pupilas casi cerradas,
dormidas de ilusiones
y víctimas de ceguera.
Ante tu ausencia,
barcos que en altamar
los maneja el viento
como espigas sin reposo,
estoy aquí sin mirar tus ojos,
con mi alma tendida en la arena del desierto
sin un soplo de aire que me acomode
ante la falta... ante la falta de tu presencia.