David Arthur

Velas

 

 

 

Un  recuerdo silencioso,

un agradecimiento religioso de una súplica concedida,

una muda compañera de un entierro

acaso una ondulación,

ocasionado por algún espíritu fugitivo

 

Un esperanza en la ventana de alguna casita solitaria,

puerto para viajeros en busca de hospedaje,

perdidos sin rumbo en la neblina del páramo

en una oscura y tormentosa noche

 

El reloj de la antigua Roma,

sus minutos fundiéndose paulatinamente,

gastando gota por gota las horas

hasta la traición de un César.

 

La iluminación del escenario de la fiesta de pentecostés,

banquete del Rey Arturo con sus caballeros valientes,

actores de rango igual

en la tragedia céltica de Camelot.