Un recuerdo silencioso,
un agradecimiento religioso de una súplica concedida,
una muda compañera de un entierro
acaso una ondulación,
ocasionado por algún espíritu fugitivo
Un esperanza en la ventana de alguna casita solitaria,
puerto para viajeros en busca de hospedaje,
perdidos sin rumbo en la neblina del páramo
en una oscura y tormentosa noche
El reloj de la antigua Roma,
sus minutos fundiéndose paulatinamente,
gastando gota por gota las horas
hasta la traición de un César.
La iluminación del escenario de la fiesta de pentecostés,
banquete del Rey Arturo con sus caballeros valientes,
actores de rango igual
en la tragedia céltica de Camelot.