Eres el agua viva que sacia ésta ardorosa sed que tengo,
bebemos juntos el plácido néctar del carmín de tu boca
el cual nos endulza, nos embriaga y a ti te tránsforma en loca.
Por ello amor, mi vida, mis sueños, mi ser; hoy en ti sostengo.
No siempre fue así cariño mío, mi mente ahora entrechoca
momentos de miedo y duda, en los cuales por tu ilustre abolengo
temí que no te unas a la simple cuna de donde provengo;
con instantes de feliz dulzura en ese beso que a mí aloca.
Nuestra vida no fue un jardín de rosas, tampoco un mar de espinas,
sorteamos las penas de este mundo con amor y alegría
gozamos y bailamos, viviendo nuestra experiencia parísinas.
Recorrí con pasión cada parte de tu bella anatomía,
no deje un solo poro virgen y cogiendo tus manos finas,
gozamos en París de nuestro amor que vivió su fantasía.
Un beso y una flor.
Alfredo Daniel López.