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Mujer porque guías a estos hombres
Que llevan las armas de la caridad,
La azucena de las virtudes
Y olor fragante de los enamorados.
Mujer llevas el pecho herido,
Ensangrentado de Amor
Y refulgente de paz
Por el dardo encendido
Del Amor que traspasa el amor
Entre tus entrañas.
Mujer, llevas a estos hombres
A Aquél que te traspasó
Y te hirió cuando salió a cazar
En los bosques
Plantados por su amor.
Oh tres entre tus dedos al Sol,
Entre tus mejillas la miel dulce
Del panal que del árbol colgaba.
Mujer que rezongonas la vida,
La apremias con el candor de Dios.
¿Por qué estos hombres te persiguen
Llevando sus corazones descubiertos
Por el Amor?
Oh la flecha les ha traspasado
Y ha encendido su corazón de cristal
Y ahora refleja al Esposo
Y llamarea el corazón encendido
Por las rosas y guirnaldas
De las virtudes.
Digan hombres justos,
Digan hombres descalzos
Y llenos del rocío de las gracias
Y llenos de los amores encendidos
Y llenos de las frutas
Que manan del monte santo.
La pobreza ha salido a su encuentro,
La caridad ha llevado los lienzos
Para escribir en ellos
Sólo lo que apetece al alma,
Sólo la caridad podía hacer
Llamear sus corazones
Encendidos por el carbón
De los querubes.
¡Oh la palma santa!
¡Oh el pan de la caridad!
¡Oh la morada de la paciencia!
¡Oh el rollo de los doctos
Y de la enseñanza de los humildes,
Y el elevado espíritu
De la contemplación
Que vuela como palómica
Hacía las riberas y peñascos
Del corazón del Amado!
Mujer, ¿a dónde vas con tanta prisa?
Ellos corren tras de ti y vuelan
Con las alas del Amado
Y ríen en el soliloquio
Del Amor.
Hombres díganme
Porque van tras ella,
Díganme por qué corren
En los esbeltos montes
Y porque no miran
En las riberas
Si hay peligro.
Somos forasteros,
Vamos a la patria verdadera;
Vamos al lugar que hemos deseado
Y llevamos las armas
Del Esposo para encender
En el cosmo el amor,
La paz y la sabiduría.
Seguimos a Ella
Porque es nuestra Madre,
Vamos corriendo porque Ella
Vuela a paso gigante;
El tiempo muere y la vida florece.
Mujer que les has enseñado,
has pretendido conseguir algo
Y a donde vas con estos hombres.
Voy donde el Cazador,
Voy donde la vida florece continuamente,
Voy donde la muerte en el tiempo
Se ha quedado
Y donde el Esposo puede curarlos
De sus heridas de Amor para siempre.
Oh Madre Teresa somos tus hijos
Enséñanos a Él y llévanos al festín
Que el Amado ha preparado para nosotros,
Hemos recorrido cada una de nuestras
Habitaciones y queremos ya descansar.
Miren ahí está,
Ahí está,
Vengan y subamos
Al monte de la perfección
Y unámonos con el Esposo,
Para comenzar el diálogo
De amistad que nunca ha acaba.
Madre ya lo vemos a Él,
Nos ha dado la mano
Y ahí viviremos eternamente
Junto a usted y con El.
Y diremos juntos,
Oh Madre Teresa:
¡Para vos nací!