Cuatro Pasos al océano
He llegado al Piélago,
al lugar de aquel encuentro,
sin ti y a solas,
verde amor que llevo dentro.
Ruboreo cristalino,
que con blanco traje de encajes,
con un último baile se asoma,
en cuya ofrenda a mí, el hombre,
el corazón no razona.
Un paso doy para tocarle,
en las palmas de mis manos
de sus tardes sentir el brillo,
el chispeo de sus ojos,
el suave reverbero de sus suspiros.
Aquella agitación sabrosa
cuando en sus graneros era eno amontonado,
que el viento peinaba,
que humedecía su sombra.
Otro paso más para aspirarle,
pretendiendo cautivarle,
en las paredes de mis horas su aroma,
Perfume imborrable y embriagante
que a mis ansias embalsama,
que a este amor en mi adoba.
Otro paso más cerca,
como cuando juntos nos despertaba la aurora,
sorprendidos infragantes,
en nuestro amor amante y de odas,
partes iguales en el cuerpo de las horas,
avezadas, impacientes e itinerantes.
Un paso más para abrazarle,
para entregarle esta canción triste y ardorosa,
este sentir perenne e inexcusable
del que ama a destiempo y a deshora,
que a su amor ha creído
que a su esencia adora.
Cuatro pasos y aunque ausente está conmigo,
En el recuerdo,
en el correr de la arena que marco aquellas horas,
tornar atrás no se y no quiero,
me iré con ella en este último viaje de sus olas.
© Luis Guillermo Legrand(Autor)