María

YERMA II

 

Hoy se miró en el espejo

 

Estaba sola

 

Faltaba su amado

 

Aquel quien tanto prometió y partió

 

Reconoció que congeló su vida

 

Asumió que detuvo devenires

 

Amarró por la  espera

 

Su vientre sin frutos subsistía plano función al venerado

 

Infructuosa plenitud consagrada a la nada

 

Dolida madurez que sepulta junto a sus aguardos