Si tantos lo entendéis como normal yo me declaro en fuera de juego.
Abro la ventana y oigo sonar unos acordes. No me asomo. No diré “lo siento”, es sólo que no me conmueve esa música.
No es Granados ni Mozart. No son los Beatles.
Es una melodía de bota, de F 19 y artillería pesada.
Artilugios para la destrucción y para el dolor.
Mientras unos gastan ríos de dinero en maquinaria para el sufrimiento, otros demandan angustiados unos pocos alimentos para sus niños famélicos.
Desfilan arrogantes, altivos, como desafiando a la muerte, mas a la muerte la enfrentan a diario aquellos que malviven allá donde hasta el aire aúlla de rabia y necesidad.
No se pueden exhibir sombras porque la oscuridad todo lo absorbe.
Exportad destellos que iluminen el color de la noche, exhibid cuentas del trigo y las medicinas que se podrían repartir.
Remedios que levantar.
Esperanzas que abrir.
Miradas que encender.
Lágrimas que enjugar.
Ese sería un esplendido desfile.
Una gran música.
Nos levantaríamos aplaudiendo cada día y las palomas revolotearían sobre el fondo azul.
Sólo que ustedes, a esta realidad, le cambiaron el nombre y ahora le llaman demagogia.
Viento de Levante