Del heroico soldado,
Cual ha de ser el yelmo,
Que protege su recuerdo arcano,
En que victorioso persiste el sueño.
De las minadas noches,
En su cúpula sombría,
El alma reniega de su alma fría,
Y se viste mi sonrisa de reproches…
De esos nevados copos,
El fruto intacto del invierno bebí,
Y con ráfagas de ebrio frenesí,
Me fui ciñendo junto al crepúsculo poco a poco.
Arrecifes de coral,
Donde cementa el oro su caudal,
Mi alma en ese lecho se encantará,
Y las aguas, en lo profundo,
Verán mi alma que naufragará.
En este verso no hay punto final,
En este tiempo el sol a media noche,
En penachos de fuego despuntará,
Y se encubrirá el cielo con un bello despertar
Mientras que mi alma sedienta,
Cantará la sonata final!!!!
Luis Augusto 2015-02-08