Entré, en ti,
Sin llamar a la puerta.
No recuerdo,
Si había puerta,
O estaba abierta.
Me quedé,
Los meses fríos,
Pasando el letargo de los besos cortos.
Al despertar, mi primavera,
Mudé, mi piel,
Dejándola, olvidada en tu alcoba
Y con otro cuerpo, abrí más puertas.
Realicé, el mismo experimento,
Durante los años, de estaciones bisiestas.
Al final, la piel, mudó a coraza,
Con ella, golpeaba, aun, más puertas,
Siendo su sonido más fuerte,
Ya no se movieron, más manivelas.