Mesa cordial
que me escuchas sin igual.
¿Cuántas veces has sido mi confidente?
¿Cuántas veces has sido impulso,
otras tantas enjugado mis lágrimas,
muchas más, mi verdugo?
¡Ay, mesa de amores!,
me desnudo frente a ti,
ante mucha gente
y sin pudor me abrazas...
En ese abrazo de amigos,
en ese abrazo de verdad.
Te he contado mis tristezas,
mis temores y sobresaltos,
mis alegrías y mis rabias,
mis congojas y mis amores,
mis luchas,
mis triunfos y derrotas.
Amiga que te guardas todo:
mi corazón anhelante y mis frustraciones.
¡Gracias!,
mesa cordial y sin igual...