Entre las llamas
Es cierto, compañeros, todo está perdido:
la tierra ya se agota, las ciudades
reparten su opulencia para el rico
y la eterna miseria para el pobre,
los dogmas no nos sirven, las iglesias,
los libros y los mapas, las escuelas,
los poetas ya perdieron los estribos,
los lectores ya ni saben lo que buscan.
Entonces, porvenir, todo te llevas,
aquí no dejas sino lágrimas baldías,
un opresor dolor de pecho y en los labios
la cancioncita en que te muerdes ya sin fruto,
entonces, viejo ayer, de nada sirven
las cimas que escalaron los profetas,
las fórmulas del sabio, las lecciones
del niño que ahora pierde su camino.
Es cierto, compañeros, el presente
es todo lo que queda y lo que falta,
es sólo lo que somos y tenemos,
es hora de enhebrarlo en nuestra aguja
y de que pase por el ojo de la muerte
y de que vuelva por el ojo de la vida.
Que hay un incendio en el pajar, eso está claro,
pero el acero brilla aún en pleno fuego
y a quien el hilo tome entre sus manos
no ha de faltarle la verdad ni la osadía
de hallar el último destino
para todo lo que aún arde entre las llamas.
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06 03 15