Cabalgando sobre una sonrisa
y embadurnado de una contagiosa alegría
llega cada mañana o cada tarde,
pues ha renunciado al tiempo
Lleva sus manitas prietas
con una mítica formula que resulta
de combinar, betún, mugre y comida
Lleva en su cajoncito
la salvación
a tu desidia
que va embadurnando
con un silbidito
que te arrulla
con su son
y luego de limpiarte
y aplicarle brillo a tu paso
se va por vereda
persiguiendo mariposas
para decorar sus sueños
dejándome en el alma
la dulce sensación
de haber visto a Dios
cantando una canción