El ahogado de cemento
Porque no me alcanza el tiempo, porque nado
en océanos inútiles, sin orillas,
allí donde el naufragio se detiene si tú vienes,
allí donde las barcas pasan siempre sin salvarme.
Porque no te pido nada, porque asisto
al viaje entre sirenas que me encantan,
con peces en los ojos que dominan
desde la eternidad el vago azul de tus abismos,
con rocas de coral que entre mis venas
suelen alimentar lo que destruyen con su agudo filo,
es decir hacen sangrar lo que yo encuentro
para que no pueda tenerte una vez más entre mis manos.
Porque aún así sostengo lo que habito,
mi pobre embarcación de fiel rumiante,
mis velas a estribor de la alegría
y el prístino timón de cada sueño
en que embarqué mi corazón tras de tus alas.
Así, sí en un reloj sucede todo,
si no hay más capitán que el tiempo eterno,
también en las botellas que he bebido
mi nave fui a guardar, mis años taciturnos,
también en las ciudades de mi encierro
anduve navegando en tus pupilas
y en cada torre hallé fértiles nidos
que sólo nos esperan para echarse al vuelo,
igual que el porvenir, que ya vendrá cuando en mis costas
te encuentres tú conmigo, en esa isla
final de nuestro amor y que tan sólo
el cielo y nuestros pasos sobre este mar ya reconocen.
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07 03 15