Preparado ya todo, la noche ideal,
cada constelación ocupa su lugar,
los cometas solo quieren observar
esa velada soñada en el café sideral.
Plateada, de una redondez absoluta,
brillaba pálida su porosa blancura.
Invitaba el admirarla con su soltura
perdida la luna, tras la lejana ruta.
Movedizo, impaciente el sol resultó,
quería apurar el tiempo de llegada.
Inhabitual ir a una hora desvelada
pero el encuentro asi fue se pactó.
Primero hubo un cambio en el aire,
luego la oscuridad más se oscureció.
La ocultación al final feliz se sucedió.
la cita era construida sin desgaire.
Cuando se rozaron por calendario
ella se sometió a su propio irradiar.
Su piel tomó color rojizo de desear
que el eclipse se tornara legendario.
La noche fue más noche conocida.
Las estrellas en geometría luminosa
construían una llama esplendorosa
adornándolas sus caricias decididas.
Espectáculo de este mundo habitado
cada persona se digno en admirarlo.
Coronación de los cielos sin obviarlo
esa unión que invita a seguir amando.
Duró lo que fue, algo sin continuidad,
pero eso que entre ellos igual relució
sabiendo que antes como hoy se dió,
el tiempo revivirá en otra oportunidad.