La verdad no sé cómo expresar señora,
que su voz cautiva, atrapa, enamora…
y hace pensar en su mundo interno.
Dejo que el timbre de su voz me lleve
y entonces, un instante que parecía breve,
al escucharla se me vuelve eterno.
No sé si acaso usted sabe señora,
que esto que estoy escribiendo ahora
me nace de una manera muy natural
porque me inspiró mucho escucharla,
su decir me ha permitido imaginarla
y lo que he sentido es único, sin igual.
Ah… pero qué problema es callarlo,
volverme un gran actor y simularlo
y morderme los labios para no decirlo.
Como un poeta que una noche se quema,
haciendo esfuerzos por no escribir un poema
y al final siempre termina por escribirlo.
Usted señora, con esa voz domina, hipnotiza,
sin verla es fácil captar su hermosa sonrisa
y deja a quien la escucha como un prisionero,
en una celda que sólo sin su voz se abre en verdad
y quien está preso obtiene así su libertad…
pero esa libertad yo no la quiero.
Ah señora… ya no sé ni qué palabras elegir,
sólo sé que me encantó poder descubrir
aparte de la belleza en sus ojos, la de su voz,
con ese tono tan singular, tan especial,
que tiene algo de humana, de terrenal
y tiene muchísimo de Dios.
Yo nunca le diré que este poema es suyo,
tal vez deba decirlo pero a la vez intuyo
que el silencio es en este caso lo prudente.
Desde mi alma han de nacer muchos temas,
yo le diré muchas cosas en mis poemas…
y lo demás sólo lo diré en mi mente.
Que la admiro mucho, eso es muy cierto,
tengo el corazón predispuesto, abierto,
para regalarle un verso o quizá una rosa
y mantener para siempre en secreto,
que es usted digna de todo mi respeto
por ser… maravillosa.
Poema original de Álvaro Márquez
Nacido en Caracas, Venezuela
Todos los derechos reservados
Correo: [email protected]
Twitter: @poreros
Publicado el 8/3/2015
Imagen: De Google