Marzo es, la tarde fenece
y en los álamos del río
el sol paciente y sombrío
se enturbia y desaparece.
Que marzo es y hace más frío,
sopla un viento de relente,
poco a poco va la gente
con su semblante sombrío.
Sólo el agua de la fuente
con su tic-tac verbenero
va marcando con esmero
su cabalgar permanente.
Es tarde sin brillo, gris,
incluso ya las colinas
antes turgentes, hoy mohinas
se han vuelto color de anís.
La muerte el cielo firmó,
todo es calma. El movimiento
pareció que en un momento
en un soplo se ausentó.
Sigo, pues, ensimismado,
añorando la añoranza,
esperando la esperanza
que me acerque hacia algún lado.
Aquí estoy aposentado,
pensando a solas conmigo,
con mis versos como abrigo
y los sueños que he soñado.
Pues la vida ha de volver
con su nueva sintonía,
retomemos la alegría
de ese nuevo amanecer.