Que locura se desbordó sobre esta vida
moldeando
cada paso que dimos,
guardando
los días que nos faltan por latir,
llevándose
nuestros miedos entre sus manos,
sembrando
el amor con una sonrisa
colgada
en la tarde.
La vida se derramó sobre su vientre,
diosa coronada
por noches que se estrellabán
en su pecho,
manatiales donde bebimos
la miel de su existencia.
Deliciosa
perfección
atada a cada esperanza,
arquitecta
de sueños y pasiones.
Su cuerpo desnudo
es la más hermosa de las
primaveras,
rosas puras, intactas,
perpetua
fuerza que no se agota.
Ese fuego donde todo se consume:
santo grial:
mujer.