Mendigo marginado del amor,
que deambula sin rumbo.
Atrapado en su vesania,
Consumido en la tristeza,
intentando en sus lágrimas.
Derramar los recuerdos;
lentamente iba muriendo.
¡De pronto!
Ella vino a el y con dulzura
pregunto:
¿En qué piensas?
-En la que dejo
mi alma herida.
¿A dónde vas?
-Voy a buscarla.
¿Que abrazan tus brazos?
-Recuerdos de ella.
¿Lloras por ella?
-Lloro a su ausencia.
Loco soñador, toma mi mano
y sonríe a la vida.
-Me es imposible.
¿Por qué?
-porque en un beso,
se llevo mi sonrisa.
De pronto ella empezó a llorar.
Su corazón intrigado,
pregunto:
-¿Por qué lloras?
Lloro por aquel
mendigo de amor,
que deambula triste
y no se da cuenta
que quien más le ama,
junto a él anda.
El observo sus ojos
y reconoció su alma
-Te conozco, eres tu
a quien esperaba.
Es tu luz, la que me guiaba
y eres tu,
quien mis heridas curaba.
El silencio
cómplice de la noche
de manto estrellado,
se quiebra en un beso.
En tierras lejanas,
buscaba a su amada.
Sin saber que ella,
hace mucho
junto a el estaba.
Tonto vagabundo,
mendigar aquello
que siempre tuvo.