Poeta sin alma

Que Pena

Qué pena que ya no estés conmigo

estas tardes de primavera soleada

donde el aroma de flor enamorada

es caricia en manos de un amigo.

 

Y es tu ausencia manjar de mendigo

que se sirve en la mesa sin nada

donde solo queda una luna eclipsada

doliente y solloza en su castigo.

 

Me da mucha tristeza que te hayas ido

ahora que las rosas abren sus capomos

dejas el corazón muerto y entristecido

 

como canto hiriente de palomos.

Pero si lloras por haberte despedido

recuerda tu crueldad y sus aplomos.