Amor, ven, siéntate....
Y atento ven dispuesto a escuchar.
Hoy quiero hablarte de algo que atormenta mi existir.
No tengo miedo amor, cree en mí.
No me desvelo debido a preocupaciones vanas.
Tengo miedo amor....
Tengo miedo a irme un día y dejarte sólo.
Así de sólo como estuviste antes de mí.
No tengo miedo al viaje, ni a la partida.
Lo he esperado tranquila y apacible, a decir en verdad.
Tengo miedo a lo que dejo. A lo que se queda.
Tengo miedo a verte triste y derrumbado.
Tengo miedo a tu sufrir.
No tengo miedo a lo que me espera allá.
Tengo miedo a lo que tú te enfrentarás.
Tengo miedo a que me busques.
Que te ocultes en la soledad.
Que detengas tu vida.
Que te apartes de los demás.
Tengo miedo que abandones lo que se ha construído.
No tengo miedo de mí o por mí.
Tengo miedo de tí y por tí.
Tengo miedo a olvidarme de aquel beso apasionado.
Aquel primer beso de amor.
Que me erizo el cabello y la piel.
Tengo miedo a dejar de percibir tu aroma con el viento.
Tengo miedo a que lo olvides también tú.
Tengo miedo a que un día te levantes y no logres recordar, como era mi sonrisa o mi modo de andar.
Tengo miedo a que un día me dejes de pensar.
No tengo miedo a irme.
Tengo miedo a lo que dejo y todo lo que conlleva dejar de estar.
Tengo miedo a desvanecerme.
De la misma forma en que yo dejé desvanecerse a alguien.
No sufre el que se va, sino el que se queda.
No me duele irme. Me duele la despedida.
No tengo miedo por mí, sino por tí.
No quisiera tener un fin. Pero todo tiene fecha de caducidad.