Raul Gonzaga

Sólo tu Divina Esencia

Llegué a un oscuro lugar lúgubre como una tumba,

Una calavera, sal y una escalofriante luna;

Leí en viejo testamento: -Di tu última voluntad,

Son tus últimos momentos, ¿Qué nos pretendes legar?

 

Otra vez me quedé ciego, yo abandoné aquel cuarto;

Traté de estar muy sereno a pesar de los maltratos;

Estuve, entre larga espera, sometido como estatua,

Con una austera apariencia sin nada de pan o de agua;

 

Aquel que me sujetaba me introdujo en mar de bronce;

Cual si quitara de mi alma, del pasado, los rencores;

Escuché ruidos y voces: era un viento amenazante,

Esquivaba algunos golpes y fuegos fatuos constantes;

 

Ya después fui conducido a llamar a alguna puerta,

Siempre mudo en el camino, mudo y ciego, pero alerta;

Me sentí como jamás, cuestionado, condenado,

Después me hicieron tomar poco dulce y mucho amargo;

 

No recuerdo si juré, sólo sé que de repente

Mis ojos vuelven a ver: todo mi ser se conmueve;

Una deslumbrante luz, hirió enrojecidos ojos,

Distinguí en el cielo azul tu Divina Esencia sólo…