Ya los libros no son trinchera
y el trabajo dejó de ser el búnker
donde tenía la vida asegurada.
Mi abastecimiento de letras y fonemas
se ha visto agotado.
Las acciones tácticas contra el dolor,
el acuartelamiento de los recuerdos
fue totalmente infuncional.
La barricada contra los miedos fue destruida.
Me superó en fuerzas,
tenía mayores tropas.
No pude contra sus acciones subversivas,
descubrió mis tácticas
cuando allanó mi morada.
Aquello fue una emboscada,
me abordó por la izquierda,
debilitó mis tropas.
Fue muy poco el tiempo de cese al fuego,
de inmediato atacó con sus metrallas.
Pedí asilo en la nostalgia,
pero me lo negó indolente.
No hubo posibilidad
de un arreglo pacífico del conflicto,
debí bajar mis armas
y sin remedio aceptar
este toque de queda.
Me invadió la soledad,
acribilló a todas mis tropas,
no resistí su agresión,
fueron demasiadas bajas.
Murió mi luz de amor,
se fueron todos los sueños,
me traicionó la ilusión
y desertó mi amada locura.
Me toca que quedarme aquí,
en esta cámara ardiente
con ella como única compañía.