Ninguna tristeza es como la mía
si recuerdo que no me queda nada
no tengo su voz y menos su mirada
me falta su alma que era una guía.
Me falta en la noche y en el día
la esperanza la deja desquebrajada
quiero llorarle a mi dulce amada
ahora que vivo solo en la lejanía.
Esta tristeza fértil y sustanciosa
va apagando ese nuestro lucero
y cortando de tajo la última rosa.
Como negarme que aún le quiero
si lo grito en la lagrima silenciosa
que llora este corazón austero.